La esperanza tiene mil colores

¨ Cuando se quiere...¨, se puede; con esta leyenda ha publicado el Listín Diario la siguiente foto en portada:

Es el rostro de la conquista en el logro de Doña Alejandrina Lantigua Pérez quien, a sus 72 años de edad, acaba de recibirse como abogada tras cursar los 5 años de la carrera en la Universidad de la Tercera Edad en Santo Domingo, institución que la becó como reconocimiento e impulso hacia la realización de su sueño.

Que hechos como este se publiquen en este momento, abre un espacio de luz y regala un sorbo de aire puro. Es ejemplo para tantos jóvenes que, apesar de sus bríos y oportunidades, desdeñan el tiempo y el rigor de la formación continua en pos de la superación. Es referente estimulante, asimismo, para una sociedad que cada día se desnutre con las noticias de la realidad cotidiana, que va tirando por tierra valores, deberes, ética, no sólo por hechos y sospechas en el ámbito público sino también por los muchos que se dan en el privado. Una sociedad en decadencia dicen muchos. Y la sociedad somos todos, aunque la mayoría solo vea el problema excluyéndose de responsabilidad.

Creo que viene a cuento esta reflexión del célebre filósofo español José Ortega y Gasset:

¨La civilización no dura porque a los hombres sólo les interesan los resultados de la misma: los anestésicos, los automóviles, la radio. Pero nada de lo que da la civilización es el fruto natural de un árbol endémico. Todo es resultado de un esfuerzo. Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo.

Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde¨.

A veces lo pienso porque así lo siento: no vale la pena; pero imágenes como la Doña Alejandrina me recuerdan que todo es posible, que cuando se quiere, se puede. Confirmo que la esperanza no es solo verde sino que tiene mil colores; aquellos con que yo decida pintar lo que veo, pues no hay hecho alguno que represente en sí mismo la negación hacia una experiencia que ayude a despertar y conducir a una situación mejor. Después de todo, siempre hay una razón y todo pasa para bien.

Que haga cada quien su parte.